Estudios psicológicos revelaron a las autoridades la fobia más grande del narco, y ahora lo hacen que conviva con ella.
Tras varios estudios psicológicos, las autoridades penitenciarias encontraron un punto sumamente débil de Joaquín el Chapo Guzmán, afirma el periodista José Ureña en su columna en Teléfono Rojo.
Sorprendentemente, lo que más asusta a este narco son los perros.
De acuerdo con la información, retomada en 24 horas México, las autoridades se han valido de este miedo para mantener en su lugar al Chapo en la prisión.
A partir de ese descubrimiento se decidió colocar un dóberman en un lugar adecuado.
"Lo suficientemente lejos para evitar ataques o amenazas del capo del cártel de Sinaloa, y lo necesariamente cercano para mantenerlo en permanente vigilancia".
La información publicada en la columna surge al mismo tiempo que Emma Coronado, esposa del Chapo, acudió a la Corte Nacional de Derechos Humanos para presentar una queja por aislamiento y trato cruel contra el narco.
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