Felipe Cabrera Sarabia llegó a convertirse en el rey de la heroína en todo Durango, plaza que controlaba junto con sus hermanos Alejandro y José Luis, y con el poder que acumuló no solo tenía tratos con el Mayo Zambada y el Chapo Guzmán.
También construyó un eficiente entramado de corrupción en la administración del priista Jorge Herrera Caldera, y logró comprar a funcionarios de la PGR y de la Suprema Corte de Justicia de la Nación para obtener información clasificada; hoy está a punto de ser extraditado a Ilinois, vinculado en el ‘maxiproceso’ que le inició el Departamento de Justicia a los principales líderes del cártel de Sinaloa asociados con los hermanos Pedro y Margarito Flores, los gemelos del cártel de Chicago.
Era fines de octubre de 2008 cuando Margarito Flores arribó a Culiacán. No era la primera vez que pisaba tierras culichis, ya desde hacía tres años atrás había sostenido sus primeras reuniones con los líderes del cártel de Sinaloa para negociar kilos y precios de cocaína y heroína.
Pero esta vez era diferente. La plaza se encontraba en guerra, después de que los hermanos Beltrán Leyva rompieron la sociedad que mantenían con Ismael Zambada García y Joaquín Archivaldo Guzmán.
Según la declaración jurada de Margarito Flores, fue llevado como en otras ocasiones a un pequeño aeródromo ubicado en la sindicatura de Costa Rica, al sur de la capital, y en una avioneta Cessna fue trasladado a un sitio de la sierra que no supo identificar.
“Una vez que llegamos ahí me reuní, entre otros, con el Chapo y el Mayo para hablar acerca de futuras transacciones de narcóticos. El Mayo me pidió que le hiciera un favor, y preguntó si yo todavía podía mover ‘la cabra blanca’ que yo interpreté como código para distribuir heroína”, señaló Flores ya como testigo protegido.
Zambada le presentó entonces a Felipe Cabrera Sarabia, a quien hasta entonces solo conocía por comentarios de otros integrantes del cártel, y que era el responsable de la producción de heroína y mariguana en el estado de Durango, así como el principal abastecedor de estas drogas a los sinaloenses.
Con Cabrera Sarabia en persona, Flores negoció el precio del kilo de heroína de 55 mil dólares, y con el duranguense empezaría con un primer envío de 13 kilos para distribuirlos en Chicago por la cantidad de 715 mil dólares. En la reunión en la sierra también estuvo presente Vicente Zambada Niebla, El Vicentillo, hoy testigo protegido.
En el juicio de extradición que libra El Ingeniero, se describen dos conversaciones telefónicas que sostuvo con los hermanos Pedro y Margarito Flores, ya una vez de regreso a Chicago, las cuales sucedieron el 15 y 22 de noviembre del mismo año.
En dichas llamadas telefónicas, grabadas por la DEA pues los Flores ya colaboraban con el gobierno, se habló del pago de los 13 kilogramos de droga, así como el acuerdo se continuar enviando más heroína a Chicago a través de los canales de distribución del cártel de Sinaloa.
Los 715 mil dólares fueron enviados a Sinaloa, con ayuda de la agencia antidrogas, para que los capos no advirtieran que sus clientes de Ilinois estaban trabajando a la par con el gobierno para construir las acusaciones formales.
Como socios de la organización sinaloense, se expone en el expediente, los Cabrera enviaban heroína al menos desde 2005 hasta el 2008 en que los Flores decidieron convertirse en soplones preferidos de la DEA, debido a las amenazas de muerte que Arturo Beltrán Leyva, El Barbas, les había enviado tras el pleito con el Chapo y el Mayo.
Según los documentos consultados por LA PARED, años atrás los Cabrera solo eran los que suministraban la heroína, vendiéndola a los capos de Sinaloa en precios razonables, que a su vez la enviaban a los Estados Unidos. Con el pacto directo con los Flores, El Señor de la Sierra se convirtió en proveedor directo.
El arresto en Culiacán
Con la guerra entre narcos fuera de control y con la DEA pisándole los talones a los principales líderes del cártel, el primero en caer gracias a la información aportada por los Flores fue El Vicentillo, en marzo de 2009 en la Ciudad de México, tras una reunión con dos agentes DEA en el Hotel Sheraton de Reforma.
En diciembre de ese mismo año El Barbas fue ejecutado por la Marina en Cuernavaca. Él también había sido grabado por los gemelos en transacciones de embarques de droga y envíos de dinero, lo mismo que Manuel Fernández Valencia, Jesús Alfredo Guzmán Salazar y Juan Guzmán Rocha, entre otros operadores.
El arresto de Felipe Cabrera no se dio sino hasta el 23 de diciembre en Culiacán, cuando llegó de manera sigilosa con una de sus esposas la cual vivía en el residencial Hacienda Andalucía, ubicado sobre la Calzada Aeropuerto.
Elementos de las Fuerzas Especiales del Ejército recibieron un soplo directo de una persona que señaló que los Cabrera eran responsables de la ola de violencia que azotaba Durango y su comarca lagunera, en su guerra contra la organización criminal llamada Los Emes.
Según los militares, irrumpieron en el domicilio y atraparon a El Inge en posesión de un fusil AK-47, por lo cual le decretaron su arresto. Sin embargo, la defensa legal de Cabrera alegó que no cargaba armas consigo, y que los soldados allanaron la propiedad sin orden de cateo.
Entre sus pertenencias destacaban:
1.-Credencial de elector de IFE (falsa)
2.-Visa de Estados Unidos.
3.-Cuatro tarjetas de presentación de personas con anotaciones de números telefónicos.
4.-Licencia de conducir expedida por el Gobierno de Sinaloa.
5.-Un papel cuadriculado con el título “Gasto de autoridades”.
6.-Dos recetas médicas expedidas a nombre de Don Felipe.
7.-Cuatro imágenes religiosas: un Niño Dios, dos San Judas y un San Cristóbal.
En la credencial del IFE usaba el nombre de Miguel Velázquez Manjarrez, con domicilio en la sindicatura de Quilá. La narración continúa del parte militar señala que Felipe dijo a sus captores que usaba identidad falsa porque había gente que le quería hacer daño, y por la misma razón usaba armas.
“Dijo que tenía suficientes dólares y joyas a cambio de que lo dejaran ir, o que en su defecto dejaran llamar al contador José Rogelio Alcántar Leyva para que les diera más dinero, o que fueran a su rancho en el poblado de Bascogil, Santiago Papasquiaro, Durango, y que ahí tenía más dólares, joyas y vehículos, a lo que se le respondió que no, que sería presentado al ministerio público”, señala el parte informativo.
Durante el viaje a la SIEDO les insistió en que lo dejaran ir, y que a cambio les ofrecía información sobre la organización de Los EMES. Que tuvieran confianza en que sí les entregaría dinero y joyas, y que no hablaría del tema con nadie.
La narconómina de El Inge
De lo que el Ejército destacó fue la lista de pagos a autoridades de Durango que presuntamente portaba, la cual era un nómina de 3 millones 324 mil pesos mensuales a un total de 183 personas, desde altos funcionarios de seguridad y procuración de justicia hasta elementos policiacos
LA PARED denunció el caso en abril de 2015, y el gobierno de Jorge Herrera Caldera guardó silencio. Sin embargo, en la averiguación previa PGR/SIEDO/UEIDCS7171/2012 se documentó el delito de cohecho por los sobornos a las autoridades.
Al momento del arresto de Cabrera, Herrera Caldera tenía un año en la gubernatura. El Inge mencionó en sus declaraciones que él y sus hermanos (Alejandro y José Luis) eran allegados a las autoridades duranguenses, y que “inclusive recomendó al director estatal de Inteligencia, Jesús Ruiz Escárcega, al subsecretario de Gobierno, Juan Mejorado Oláguez y a la Fiscal del Estado Yadira, y que tenía una relación de las autoridades con las que mantenía comunicación.”
Algunos de los pagos mensuales de los altos jefes eran los siguientes:
1.-La Fiscalía recibía 400 mil pesos.
2.-Seguridad Pública y Tránsito Municipal, 246 mil pesos.
3.-Secretaría de Seguridad Pública, 365 mil pesos.
De ahí iban en menor cantidad elementos de la Fiscalía:
1.-Director (Montaño): 50 mil pesos.
2.-Subdirector (Gansito): 20 mil pesos.
3.-GTO (Adalio): 20 mil pesos.
4.-Robos: 15 mil pesos.
5.-Órdenes de aprehensión: 15 mil pesos.
6.-Robo de ganado: 15 mil pesos.
7.-Dos comandantes de la guardia: 30 mil pesos.
8.-Diversos (desapariciones y extorsiones): 15 mil pesos.
9.-Homicidios: 15 mil pesos.
En relación a los integrantes de Seguridad Pública del Estado, los documentos señalan al secretario de Seguridad Pública de Durango (Licenciado Rosas), con 50 mil pesos, al subsecretario “Don Villar”, 25 mil pesos. El resto se trata de elementos policiacos, jefes de sector, el director del Cereso y el director de Ejecución de Penas, todos ellos con un total de 365 mil pesos.
Aparecen elementos federales, en la lista “Caminos”, con los apodos de Puma, Presiado (sic), Alfil, la clave 22 elementos de 8 y tres responsables de turno. Los federales sumaban en total 272 mil pesos.
Otra de las nóminas que aparecen en los expedientes de El Inge son con apodos y claves, como 35 que tiene la cantidad de 50 mil pesos, y a su vez éste cuenta con 35 elementos. Otros apodos que aparecen son “Zebra”, “Coyote”, “Jona”, “Charolais”, y “César”. Junto con los elementos suman una nómina que asciende a 970 mil pesos.
Tras publicarse el reportaje en el portal www.laparednotcias.com este medio sufrió un hackeo masivo que a duras penas resistió el servidor, y a pesar de que se buscó la contraparte con el Gobierno de Herrera Caldera nunca se tuvo respuesta. En Durango a pesar de que la información se conoció, ningún medio de comunicación hizo eco del escándalo.
Más tarde se supo que el famoso contador de Felipe Cabrera, José Rogelio Alcántar Leyva, empresario reputado y amigo de un sinfín de políticos, era un hombre cercano al gobernador así como amigo de priistas y panistas en toda la entidad.
Más sobornos
De acuerdo con las investigaciones que realizó la PGR al final del sexenio de Felipe Calderón, El Inge supuestamente ofreció dinero a diversos servidores públicos —a través de abogados— para conocer las declaraciones que realizaban contra El Chapo los integrantes de esa organización delictiva que eran detenidos por las fuerzas federales.
Testigos protegidos involucraron con dicho cártel a Manuel Arroyo Martínez, ex coordinador técnico de control de la SEIDO, quien ya recuperó su libertad; a José Gerardo Ortega Maya, asesor del ex secretario de Marina Francisco Saynez, así como a Juan Carlos de la Barrera Vite, quien laboró en la Corte.
La inminente extradición
Los abogados de Cabrera Sarabia pelearon en los tribunales echar abajo la extradición, bajo el argumento de que el Departamento de Justicia no logró acreditar la presunta participación del duranguense en los ilícitos.
Además, alegaron que las declaraciones de los Flores fueron inducidas por las autoridades gringas, y se realizaron extemporáneas, después del arresto de El Inge. También pidieron eliminar pruebas como las llamadas grabadas, por no contar los audios y transcripciones en el expediente ni con el permiso legal del Estado mexicano para interceptar conversaciones dentro del territorio mexicano.
Sin embargo, la buena defensa no ha funcionado. El 17 de octubre pasado uno de sus abogados interpuso un amparo debido a que desconocía el paradero de su cliente, que estaba preso en el penal de Puente Grande, Jalisco. Días después, el 22 del mes pasado, volvió a interponer otro amparo en el que se reclama:
“El acuerdo emitido el 19 de octubre de 2016 en el expediente de extradición 1/2012-IV en el que se ordena su traslado vía aérea del Centro Federal de Readaptación Social Número 2 de Occidente hasta la garita ubicada en Puente Nuevo, Matamoros, Tamaulipas, con motivo de la extradición concedida a las autoridades de los Estados Unidos.”
El Inge pasó además por los penales de El Altiplano y el federal número 11 de Hermosillo, Sonora. Al cierra de esta edición se desconocía si viaja
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