No se puede hablar del tema del narcotráfico en México sin mencionar a los hermanos Beltrán Leyva, quienes a base de sangre y fuego lograron posicionarse en los escalones más altos del crimen organizado.
Para llegar a este punto los hermanos Marcos Arturo, Alfredo, Héctor y Carlos Beltrán Leyva, iniciaron en el cártel de Sinaloa junto con Joaquín El Chapo Guzmán.
Dentro de esa organización los hermanos Beltrán estaban a cargo de dos grupos de asesinos conocidos como "Los Pelones", en el estado de Guerrero y "Los Güeros", en el estado de Sonora.
La captura de El Mochomo
Todo parecía ir en ascenso hasta que en enero de 2008 Alfredo Beltrán Leyva, El Mochomo, fue capturado por elementos del Ejército Mexicano en Culiacán, Sinaloa.
A bordo de vehículos Hummer, y portando artillería pesada, unos 300 elementos militares y federales arribaron al domicilio del capo, el cual catearon durante unas cuatro horas.
En el operativo fueron decomisados una camioneta de lujo, 900 mil dólares, un estuche con 11 relojes finos, un fusil AK-47 y ocho armas cortas. También fueron detenidos otros tres sujetos que brindaban protección al narcotraficante.
Fue entonces cuando los hermanos Beltrán Leyva culparon a El Chapo Guzmán de traición y se rebelaron en contra de él. Como resultado, por varias semanas el estado de Sinaloa fue escenario de sangrientos enfrentamientos entre narcotraficantes.
Abaten al Jefe de Jefes
Un año más tarde, cuando ya estaba conformado el cártel de los Beltrán Leyva, un operativo de la Armada derivó en la muerte de Arturo Beltrán Leyva, conocido como El Barbas o El Jefe de Jefes, quien al haberse resistido a su captura cayó abatido ante las ráfagas de los marinos.
Considerado como el enemigo más peligroso de El Chapo, Arturo fue cercado por las fuerzas armadas en un lujoso condominio ubicado en Cuernavaca, Morelos.
Los marinos irrumpieron en el condominio, y cada una de las viviendas fue cateada. El capo tuvo capacidad para mantener a raya durante varias horas a las autoridades, pero en un momento de la noche sus círculos de seguridad colapsaron.
Los marinos llegaron a metros de El Barbas, que era protegido por el último círculo de su escolta. Intercambiaron disparos, el capo y tres de sus escoltas perdieron el duelo. Uno más de sus guardaespaldas se suicidó.
Cae el tercer hermano
En diciembre de 2009, tan sólo unos días después de la muerte de El Jefe de Jefes, fue capturado Carlos Beltrán Leyva, el tercero de los hermanos que comandaban la peligrosa organización.
El 30 de diciembre de ese año, día de su captura, Carlos fue convocado a una reunión familiar con motivo del fin de año.
Fue así como bajo una identidad falsa, viajó a Culiacán, Sinaloa, donde personal de la Secretaría de Seguridad Pública Federal ya lo esperaba.
Al momento de ser abordado por los agentes federales, Beltrán Leyva se identificó como Carlos Gámez Orpineda, pero finalmente aceptó ser hermano de El Jefe de Jefes.
De los cuatro hermanos Carlos era el menos peligroso, pues no figuraba entre los delincuentes más buscados por la PGR ni por las autoridades de Estados Unidos.
Ahora, con la captura de Héctor Beltrán Leyva, el cuarto de los hermanos, el liderazgo del cártel queda vacante y comienza una nueva disputa.
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